Conocí a Diana hace años en una formación de Cristales. Siempre me asombró su calidez, su compromiso, su impecable intento por vivir y encarnar aquello que resuena en su alma. Con el tiempo nos acercamos y nos hicimos amigas. Más tarde emprendió su "tejido"; su "meditación en piedra" y su profundo servicio para quienes se dan el regalo de tener una japa Mala tejida por Diana.
Dos veces le he pedido que teja una mala para mí.
En la primera oportunidad necesitaba vibrar un nuevo hogar, necesitaba asentar mi energía y creer en mi poder personal. Esa mala me recordaba diariamente mi compromiso conmigo y me ayudó a recordar que si me tenía a mí misma era bastante. Para mí, esa mala me ayudó a entrar en la sintonía que hizo posible un nuevo territorio. Agradeceré siempre la devoción y entrega con la que Diana la tejió para mí y sigue siendo una compañera casi permanente.
La segunda se la pedí para oficiar una ceremonia de casamiento. Quería una mala que me sintonizara con la verdadera enseñanza del amor de pareja; quería meditar la entrega, el compromiso, el equilibrio; meditar desde la sabiduría del corazón y la confianza en el amor. De nuevo Diana supo escoger los elementos perfectos e hilarlos en la vibración magnífica convirtiendo siempre el hilo y la piedra en lo que los indígenas llamarían "un objeto de poder" o un objeto con alma.
Las malas de Diana son muy especiales; son para aquellos que tienen la sutileza para valorar la consciencia del cristal y la metáfora del "tejido" con sentido que tiene su trabajo.
Agradeceré siempre querida Diana todo lo que a mi vida ha llegado también por tus manos. un abrazo profundo que siempre se queda contigo.